Valladolid, 5 de mayo de 2021– La Federación Salud Mental Castilla y León ha puesto de manifiesto con el envío de varias cartas a los responsables de la consejería de Sanidad la altísima preocupación que existe ante el escaso índice de vacunación frente a la Covid entre las personas con discapacidad y/o dependencia usuarias de los diferentes recursos de apoyo y soporte social. Tan sólo un 5% de estas personas de Centros de Día y Viviendas Supervisadas ha recibido alguna dosis de la vacuna, siendo el criterio de selección el general de la población, por edad, y en ningún caso el criterio de población de riesgo.
Diversas asociaciones profesionales españolas, como la AEN (Asociación Española de Neuropsiquiatría) y la SEP (Sociedad Española de Psiquiatría), se han manifestado a favor de priorizar la vacunación en las personas con trastorno mental grave, y la Sociedad Española de Medicina Preventiva ha incluido a las personas con esquizofrenia entre su recomendación de grupos prioritarios para recibir la vacuna, como personas con un factor de riesgo alto.
“Además, tanto la ONU como la OMS han señalado la especial vulnerabilidad de las personas con trastorno mental grave, incluso se ha publicado en la Revista The Lancet Psychiatry un estudio donde se apunta a que la esquizofrenia es un factor de alto riesgo de muerte por coronavirus sólo superado por el rango de edad”, comenta Elena Briongos Rica, presidenta de la Federación Salud Mental Castilla y León, quien además recuerda que “otros países de Europa, como Dinamarca, Países Bajos y Alemania, ya han tomado medidas en este sentido, cambiando los criterios de priorización en sus campañas de vacunación, e incluyendo en ellos a las personas con trastorno mental grave”.
Mientras que la Administración regional informó en enero que tras la vacunación de los dos centros residenciales (León y Soria) seguirían los Centros de Día y las Viviendas Supervisadas, “para lo cual se nos solicitó el listado de personas usuarias”, a día de hoy esa vacunación tan sólo llega a un 5%. Tan sólo en el área sanitaria de León se ha vacunado a personas usuarias, el 90% de León capital y el 50% de de Astorga.
“Una respuesta a esta situación de vulnerabilidad que no está siendo, a su vez, igualitaria con otros sectores del movimiento asociativo de la discapacidad en los que sí cuentan con un proceso de vacunación más avanzado”, reclama Briongos. Respecto a la vacunación de grandes dependientes, a fecha de hoy, a la Federación Salud Mental Castilla y León le consta que todavía hay un gran número de dependientes grado 3 con discapacidad psicosocial o problemas de salud mental sin vacunar.
Desde la Federación Salud Mental Castilla y León reclaman una atención urgente en aquellos casos que así han sido descritos por instituciones y organismos internacionales, sin la pretensión de adelantarse a nadie pero tampoco sin quedar atrás. En este sentido, ya hay muchas comunidades autónomas que han vacunado a personas con problemas de salud mental usuarias de recursos como Viviendas Supervisadas o Centros de Día.
“Se están aplicando criterios distintos en función del territorio tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, produciéndose desigualdades importantes, lo que agrava más todavía la situación y gestión de nuestros recursos”, explica la presidenta de la entidad, recordando que “desde el inicio de la pandemia se ha producido una importante pérdida de autonomía, habilidades y destrezas psicosociales en nuestras personas usuarias, así como una importante falta de motivación y apatía, que nos obliga a redoblar el trabajo”.
Además en un reciente estudio que la Federación Salud Mental Castilla y León ha hecho de sus centros y servicios, con una muestra de 2.107 personas usuarias, el 46% presenta otros factores de riesgo alto asociados e identificados como: diabetes, hipertensión, problemas pulmonares y/o cardiovasculares; junto a un porcentaje muy alto de personas con pluripatologías, que se suman a su patología mental.
Asimismo, desde la Federación ponen de relieve que la Covid-19 ha paralizado, reducido y, en algunos casos, suspendido los servicios de salud mental, en muchos ya recuperados pero no al 100%, por lo que muchas personas solamente han tenido el apoyo y seguimiento por parte de las entidades del movimiento asociativo de salud mental. “Un porcentaje elevado de personas usuarias que se sitúa entorno al 30%, ha requerido aumentar la medicación para afrontar los problemas emocionales y las descompensaciones”, explica Elena Briongos, que unido a la pérdida de autonomía personal, la vacunación sería un paso fundamental para seguir prestando los apoyos necesarios para que estas personas puedan seguir desarrollando su proyecto de vida.